Llego a casa,
es tarde, estoy agotada, ha sido un día eterno.
12 horas fuera pasan factura.
mi perro me recibe con más
alegría
que toda la que he visto en las caras de la gente
que viajaba conmigo en el tren.
Hoy llueve, no hay paseo, lo siento.
Abro la nevera, guacamole.
Es pronto, subo a la habitación.
Desorden.
Como mi vida sin ti.
No me apetece recogerla, ni
ordenarme a mí.
Me voy a la ducha, pongo música, cargo el iphone.
Hoy estoy de Pedro Pastor. Libertad, Vida Plena,
Un poco de color a este día
gris siempre viene bien.
Me seco el pelo, plancha, plancho
y me
pongo la primera camiseta que veo en el armario.
Es la tuya, huele a ti, ¡mierda!
Vuelve el día gris dentro de mi.
Me tumbo en la cama, calma.
Miro las
estrellas de mi habitación.
Tu siempre te reías porque las seguía
teniendo.
Son mis estrellas.
Bajo a la cocina, pereza y de fondo también.
Unos espárragos, tomate, Módena y
ganas de ti.
Me siento en la mesa. Faltas tú.
Y empieza la rutina.
El reloj me mira, amenazante, sincero. Como cada noche.
Sus manillas cargan, me
apuntan, disparan. Realidad.
Me gritan que tú ya no vas a
volver
y otra vez empieza el vértigo
y vuelvo a autoconvencerme que
el viento que te llevó
ya no te va a traer.
Mierda, otra vez estás aquí sin estar.
Llueve. Esta vez en mí
y no hay paraguas que pueda
cubrirme de esta tormenta.
Me voy a dormir, estoy cansada.
el día ha sido más aburrido que
duro.
Voy a pensar en ti,
para
vivirte en mis sueños.
Rutina.