miércoles, 30 de noviembre de 2016

Personas...

Y de repente,
llegas a un punto de tu vida en el que frenas, 
paras y miras a tu alrededor. 

El ansia de observar es demasiado fuerte.
Y es en ese momento cuando te das cuenta de todo lo que ha sucedido.
De que eres otra persona 
y que el mundo gira en otra dirección.
miras a tu alrededor y todo ha cambiado.
¿Dónde está la chica que era el año pasado?

Te das cuenta de las personas que han entrado
y han salido de tu vida.
Personas a las que te hubiera gustado retener un poco más
y a las que hubieras dejado escapar sin conocerlas.

Me gusta llamarlas "Personas de la vida".
Personas pasajeras
con billete solo de ida.
Personas que me han hecho darme una lección.
Conocerme y vivirme.
Personas que han decepcionado, 
dolido.
Y personas que han estado, y ya.

Es ahora, cuando sin heridas, puedo hablar de ello. 
Quizá no lo hice antes porque sangraba demasiado el dolor de la distancia. 
De ser invisible. 
De no echar de más.
De no necesitar a nadie.
De no ser echada de menos.




Me abruma el pensar que sin darme cuenta, se han ido.
Se han escapado de mi vida como un puñado de arena de playa entre las manos de un niño.
Y me da miedo. 
Miedo de pensar como todo sucede tan deprisa y cuando te das cuenta, 
es tarde. 
Pero joder, ¿y quién sabe cuándo es el momento justo?
Quizá sea de cobardes no luchar un poco más por lo que quiero. 
Y a veces hasta me maldigo por no tener más ganas, 
por no ser lo suficientemente insistente, 
por preferir la soledad,
al estar de más, 
siendo menos.

Quizá muchas veces preferí escapar
en lugar de afrontar un adiós a la cara.
Y antes de pedir explicaciones, 
terminar con un "lo entiendo, no pasa nada"

Echar a alguien de tu vida supongo que es algo complicado. 
Yo nunca he sido capaz de hacerlo del todo.
Soy de esas personas que prefieren salir desapercibidas y de puntillas por la puerta de atrás.
Puede que sea porque no soy lo suficientemente valiente como para decir adiós. 
Y casi siempre termino las despedidas con un "hasta luego".

Pero toda mi frialdad es miedo.
Miedo de no escuchar en el momento de decir adiós
un: "no te vayas todavía"
Un querer que me quede un rato más.
El rato que dura,

toda una vida.


-navilesbe